T o r n a s o l
lunes, 5 de diciembre de 2011
domingo, 11 de septiembre de 2011
Inmóvil
Inmóvil
Como el cielo
viaja inmóvil el cuerpo
Ráfaga sidérea
palabras tornadas por el viento
Los surcos fulguran savia
son las huellas del canto
que en la nocturna frente
pasa con una corona de barcos
Sus velas son relámpagos
y en mil semillas te distiende
mar que estalla estrellas
en el abismo celeste
El reino que recorre tu sangre
funde tus ojos-puente
Sin dejar de fluir siéntate
silencioso arde el presente
En tu médula amantes
plantan hogueras de orbe
Blandas sombras deslizan
canoro rizar del hombre
Abre las puertas invistas
Barre de tu lengua las hojas secas
Con los dedos abre la noche y el día por la mitad
Suelta semilla tu canto en el fondo de la espiral
Abre con los ojos esta piedra
y mánale la flor de una mano abierta
Esta hoja enorme es barca de cielo
Vence las sombrías olas del tiempo
lunes, 7 de febrero de 2011
Alunado
Alunado
I
En su cénit
la luna plena.
En mis huesos siento
expandir de su piedra
el extático fulgor
que mis pupilas despeja
con violeta ondulación….!..
II
Solaz batalla las nubes entrelunan
*
Ella las corta con blancas alas,
hasta que la ahogan armadas brumas…
Luego, leve, fugaz,
a beberla de un sorbo viene
Elfo de blanca boca
La Luna lo transluce, lo transfunde:
hasta con su esfera,
fulgir de un instante
su Cerebro
y después
su Corazón
Respírame esa nube morada
Espírame ese morado de nube…
*
Carne leve sueña por el cielo,
Luna circula lampos por el cuerpo
Pequeñas lunas en el río
gira nuestra voz
:
Hechizantes palabras. Al holograma
El fractal espeja! Y mágico despeja!
III
La regadera de argén
agita el patio
destellando cada poro del aire
La cascada de argén
cimbra el patio
multiplicando cada ojo del tifón
Con ojos alunados surge lo sutil.
Hierba celeste crece en tu mano
Por el aire
Enredadera plateada tu voz
:Silente
El cielo de todos los ojos entre el ojo del Sol:
Se explaya la pequeña noche de las pupilas,
Despejando en su infinito: La estrella
silente del Ser
IV
Embebido espejo:
Mil puentes de plata al infinito:
Su mirada moldea
la fértil tierra de las sombras
Cuando en su ondular de agua brota
El anillo violeta del místico nenúfar!
Con su luz,
atravesando el espejo del aire
oigo el Pulso transmutador!
Espejos como puente
Multiplicado y mismo espejo
que en sí-mismos bebe…!
lunes, 12 de abril de 2010
Retornos
Un viejo
Una desvelada y fría madrugada, un viejo encontró en el espejo de su baño a un niño. Sobresaltado, por poco pierde el equilibrio, pero un bastón que nunca estuvo allí, le auxilió. El niño seguía observándole, con esa mirada curiosa y de alegría expectante que solo los niños pueden chispear.
-¡Pero si soy yo!- Pronunció con emoción la seca lengua del viejo. Pero era como si las palabras las hubieran puesto en ella, ya que el viejo fue choqueado aún más por tal afirmación. El niño se lo confirmó con la mirada. Tardó unos instantes infinitos, pero al fin el viejo lo supo…
El niño estiró una mano, al tiempo que lo hizo su cansado y trémulo brazo, pero de nuevo, igual que con la lengua, el movimiento no fue suyo. Cuando se tocaron, el cuerpo del viejo no se derrumbó, simplemente se esfumó.
Al otro día la muchacha que lo ayudaba lo encontró boca arriba en la cama. Su rostro tenía una increíble expresión de asombro, la boca ligeramente abierta, y los pliegues de los párpados hermosamente sonrientes. Pero más asombroso que sus facciones, era su mirada. Las cataratas de sus ojos se habían desvanecido, dejando atrapado entre las pupilas, el mismo fulgor emocionado que había tenido el niño en el espejo.
viernes, 9 de abril de 2010
Encontrar la tumba de
uno mismo sería
el final
Llegar a la tumba por una coincidencia sospechosa. Conocer a gente extraña, silenciosa. Con un uniforme como de trabajo fuerte o industrial, que en la espalda tenga como símbolo empresarial, una luna creciente, con los cuernos hacia la izquierda mirando una estrella. Encontrarlos en la azotea de un edificio de solo puertas blancas, al que se llega siguiendo a una niñita que encontraste espiándote tras un árbol. No. Que viste sentada en el bus, mirando un gorro de lana tejida que sostenía frente a su cara. Curioso que fuera tan similar al que compraste ayer como regalo para tu Donna. La misma bola naranja colgando de la larga cola morada. La niñita, sabiendo que te has dado cuenta que es el mismo gorro, lo baja descubriendo su mirada fija en tus ojos. Sonríe rápidamente, el bus para, y sale corriendo a la estación.
Saltas de tu silla a perseguirla sin saber porqué. A los cuatro pasos ya te da pavor alcanzarla, pero corres cada vez más rápido maniobrando entre hombros que se cierran. De la estación sales a la calle; desbocado entre semáforos y putas, estrellas el hombro de un limpiador de vidrios, explotando fugaz su olor de bazuco; un taxista quema sus llantas, pegado sobre su pito, justo a un instante de cogerte. Al frente va volando el gorro, con la bola de pelusa que salta entre el aire y el humo, entre los hombros y las esquinas. No quieres atraparlo, pero sabes que lo harás.
Saltas a la izquierda por la siguiente esquina a una calle desolada y fantasmal. Ni idea dónde estás, no conoces nada; en el cielo la luna mira a su izquierda la estrella demasiado afilada. Tiene los cuernos triangulares, como si estuvieran mal cortados. Al otro lado de la calle está ella, parada, jugando con la pelusa del gorro, balanceando la larga cola frente a su cuello. Juega con palmitas de gato. Te mira con mirada de gato blanco. Te mira más fuerte, y te rasguña la médula. Te tensas hacia atrás estrellando las muelas.
Respiras. Das un paso calmado hacia ella, otro más, otro más. Te detienes considerando que podrías saltar, pero ella ya corre dentro del edificio; alcanzas a ver la bola naranja perdiéndose tras el marco de la entrada. Al parpadeo estás en el interior, corriendo sobre la alfombra gris gruesa, como para tráfico fuerte, pero el edificio entero respira vaciado. Tus zapatos se han perdido en el camino, y la alfombra es extrañamente helada. Todo es neón y blancas puertas, casi que invisibles entre el blanco de las paredes. Ya no ves la niña, solo la bola asoma lejana volteando por cada esquina.
Subes por una escalera de caracol. Oyes el eco de sus risitas alargarse y rebotar por el nácar que recubre las paredes. Ríe tú también. Sí, hazlo. ¡Qué rías demonio!, y la alcanzarás. Ríe la risa de los dioses, la risa infinita, que se burla del si-mismo, que ansioso corre porque un gorro tejido de aire le magnetiza los pálpitos. La sangre solo corre porque esa bola naranja vuela al borde de la mano, que lo último que quiere es agarrarla. Marioneta de un anhelo ajenamente propio, deseas parar, pero tu cuerpo ya no sabe escuchar. Vas al viaje que amanece por la claraboya…
A pocos escalones de la claraboya y la salida a la azotea, agarras con la punta de los dedos la bola; recuperas con un furioso jalonazo el gorro. La niña esfuma. Miras el gorro y el vacío que dejó en frente. Subes la última escalera y cruzas la fulminante luz de la puerta. En la azotea están los uniformados silenciosos. Trabajan en sus bolsillos con las capuchas cubriéndoles el rostro. Caminas entre ellos, cuando en el hombro sientes una mano firme que te congela el hueso. Te lleva a la cama que reluce rosácea de luna al alba. Te ponen la pijama de luto blanco, el gorro de lana que tus trémulas manos agarraban, y te acuestan. Voltean todos hacia ti y con las manos te dan el saludo de luna creciente.
Al cerrar los ojos estás en un cementerio en medio de un pardo desierto. Tu tumba posa entre millones de lápidas con epitafios dibujados por polvoroso viento. Te acuestas al frente, y la empiezas a bruñir lentamente con la mirada…
¿Bien? Simple. Ahora solo tienes que escrivibirlo, si lo haces bien el punto final te cerrará los ojos en mis ojos y verás tu lápida, incluso el epitafio… … ¡Deja ya de oprimir las teclas que no te voy a contar que he escrito en él!
Diego Malaver
Juego Gráfico PESO
Contengo un PESO
que me h
u
n
d
e entre la luz.
Me j a lo a mí mismo desde un vacío .
Antes de irme será necesario mover mucho los dedos,
no quiero que se me entuman para cuando necesite
cavar
Sí,
cavar.
Está bien irme preparando mental y físicamente. Cavar
tu piel, tu carne,
boRbOTeaR el rojo demente, hasta encontrar la
pAlpiTaNte masa de vida.
Es necesario que duermas bien, antes de que salga por la
puerta de aire, con mis manos
vOlaNdo por delante.
Estarás acostada en un redondel de espejado cristal.
La luz será intensamente pálida. Y el blanco de tu piel
jamás estará tan exangüe. Saldrán de tu pelo cuatro
Pájaros verdes
Pájaros verdes
Pájaros verdes
Pájaros verdes
Cantando despavoridos
se perderán en el d o m o i n m e n s o .
Un adusto sahumerio de escrito papel nos envolverá.
Un bálsamo de ceniza y vinagre
e x t e n d e r é sobre tu vientre.
Con tesón dispondré tu piel entre mis uñas.
Con suavidad despertarás, y murmurarás vagamente.
Con tu mano
derecha
detendrás tu izquierda
dispuesta a clavarme el alunado metal.
Ahora necesito cocer tu corona de hojas;
Darme unos baños de humo dulce;
Susurrar_________desde las
esqu--______________ -inas
del________________cuarto
la pasajera voz del polvo;
y Alimentarme del helado platillo de luz lunar.
Tú descansa; es necesario que estés lúcida de
s i l e n c i o, ya que lúcida de voz siempre estás.
El peso me h
u
n
d
e
y caigo del otro lado…
donde el metal,
saluda
gélido
mi ce
ntr
o
.
Un lUmInOso beso me ciega y me seLLa.
No esperaste, y estás despierta. Los pájaros te lo
contaron todo, lo sé. Gracias amor!
Ahora v u e l v e, s a l, c o r r e, liviana abeja,
grita y despiértame, ya que si no,
moriré.
El salón de espejo aún puede
aguardar....